1 de noviembre de 2012

Deep Hole III

Una cegadora luz le deslumbró cuando menos lo esperaba. Un resplandeciente haz blanco cubrió toda la superficie y, por primera vez en mucho tiempo, sus pulmones se llenaron de aire puro. Cuando sus ojos se acostumbraron a la nueva realidad, se percató de que había salido del pozo. Del mismo modo que no supo adivinar cómo había caído en él, tampoco lograba recordar cómo lo había abandonado.

Se asomó al agujero y trató de vislumbrar el fondo, pero allí abajo todo estaba cubierto por una espesa oscuridad. Una penumbra que extrañamente ya no le resultaba familiar. Sabía que había pasado envuelto en ella un largo período, pero sólo le quedaba un vago recuerdo que no le producía angustia alguna, y eso le reconfortaba. Ya no sentía vértigo al mirar hacia abajo, y los golpes le habían dejado de doler.

Miró a su alrededor y observó a los pájaros cantar y volar de un árbol a otro. Cerró los ojos y disfrutó del olor de la hierba recién bañada por el rocío y del calor del sol radiante. Aspiró aire de nuevo y echó a correr, alejándose de aquel pozo en el que esperaba nunca volver a caer. Ya no había razones para sufrir, ni llorar, ni alimentar su impotencia. Ahora era libre, era una nueva persona. El sol había vuelto a salir. Siempre lo hacía.

Ver también: Deep Hole, Deep Hole II



Good times, bad times, you know I've had my share...