Una cegadora luz le deslumbró cuando menos lo esperaba. Un resplandeciente
haz blanco cubrió toda la superficie y, por primera vez en mucho tiempo, sus
pulmones se llenaron de aire puro. Cuando sus ojos se acostumbraron a la nueva
realidad, se percató de que había salido del pozo. Del mismo modo que no supo adivinar
cómo había caído en él, tampoco lograba recordar cómo lo había abandonado.
Se asomó al agujero y trató de vislumbrar
el fondo, pero allí abajo todo estaba cubierto por una espesa oscuridad. Una
penumbra que extrañamente ya no le resultaba familiar. Sabía que había pasado
envuelto en ella un largo período, pero sólo le quedaba un vago recuerdo que no
le producía angustia alguna, y eso le reconfortaba. Ya no sentía vértigo al
mirar hacia abajo, y los golpes le habían dejado de doler.
Miró a su alrededor y observó a
los pájaros cantar y volar de un árbol a otro. Cerró los ojos y disfrutó del
olor de la hierba recién bañada por el rocío y del calor del sol radiante.
Aspiró aire de nuevo y echó a correr, alejándose de aquel pozo en el que
esperaba nunca volver a caer. Ya no había razones para sufrir, ni llorar, ni
alimentar su impotencia. Ahora era libre, era una nueva persona. El sol había
vuelto a salir. Siempre lo hacía.
Good times,
bad times, you know I've had my share...